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lunes, 3 de agosto de 2009

ETA "Déjanos en Paz"

Uniéndome a la Iniciativa de
Juan Carlos Lozano

Me hago eco de esa Voz silente, silenciada sin justificación alguna.
Existen muchas organizaciones Terroristas en el Mundo entero.
Cegados por la irracionalidad.
NADA JUSTIFICA
sus acciones.
BASTA DE MUERTES INJUSTIFICADAS.
María Lasalete Marques ®

domingo, 2 de agosto de 2009

No hay vencedores cuando el desamor llega....



Creo que las palabras sobran ante estas imágenes que he querido compartir.
Siempre me he preguntado porque los enamorados se susurran
y los que ya no lo están se gritan.....
Pues en la misma distancia el Amor una vez escucha leves murmullos,
y en otras parece que ensordeció.
El corazón se silencio y no escucha razones.
Cuando el desamor emerge desplazando el amor....no es solo uno es el que pierde,
muere y pierde cada uno.
No hay vencedores y perdedores, todos pierden.
Lo demás debes ser tú que lo tomes de este video.
Apenas quise compartirlo.

sábado, 1 de agosto de 2009

A los poetas de la vida



Nadie murmulla en mis oídos
Las frases que brotan de este corazón
Negado a creer que la poesía son simples palabras que riman
Ellas encierran leves roces y caricias al alma
Son las rosas en medio de la pradera silvestre
Y el agua fresca en el oasis de la vida
Nadie me dice que debo escribir
Solo escribo el sabor del viento en mi piel
El amor que expreso en cada verso
En cada copla o el compendio de frases dulce y sutiles
Nadie me dice como escribir, pues ni la razón misma
Lograr silenciar el corazón cuando este en palabras gime
En caricias arropa el cuerpo de esta que les escribe
Y que toma un instante para decirles
Gracias por vuestros versos y por regalarnos poesía

La media cobija...

Una reflexión a todos los hijos del mundo.
No a nuestros hijos,
sino a nosotros Hijos,
en ocasiones nos olvidamos que nuestros Padres
sacrificaron sus sueños para dar vida a los nuestros.
Por ello creo que cuando los surcos del alma son visibles en el rostro,
no debemos hacernos los que no nos dimos cuenta,
abrazarles, y darles parte de nuestros sueños es lo menos que podemos hacer.
Nunca un padre ha dado sus sobras a su Hijo que ama con vehemencia,
como darle las sobras a un padre que de igual manera debo Amar.
María Lasalete Marques ®
Fotografía de Pedro Alvarez

Don Roque era ya un anciano cuando murió su esposa. Durante largos años había trabajado con ahínco para sacar adelante a su familia.
Su mayor deseo era ver a su hijo convertido en un hombre de bien, respetado por los demás, ya que para lograrlo dedicó su vida y su escasa fortuna.
A los setenta años Don Roque se encontraba sin fuerzas, sin esperanzas, solo y lleno de recuerdos. Esperaba que su hijo, brillante profesional, le ofreciera su apoyo y comprensión, pero veía pasar los días sin que este apareciera y decidió por primera vez en su vida pedir un favor a su hijo.
Don Roque tocó la puerta de la casa donde vivía su hijo con su familia.
-¡Hola papá! ¡Qué milagro que vienes por aquí!
-Ya sabes que no me gusta molestarte, pero me siento muy solo, además estoy cansado y viejo.
-Pues a nosotros, nos da mucho gusto que vengas a visitarnos, ya sabes que esta es tu casa.
-Gracias hijo, sabía que podía contar contigo, pero temía ser un estorbo.
-Entonces ¿no te molestaría que me quedara a vivir con ustedes? ¡me siento tan solo!
-¿Quedarte a vivir aquí?, sí... claro... pero no sé si estarías a gusto, tu sabes, la casa es chica mi esposa es muy especial... y luego los niños..
-Mira hijo, si te causo muchas molestias olvídalo, no te preocupes por mí, alguien me tenderá la mano.
-No padre no es eso, solo que, no se me ocurre dónde podrías dormir. No puedo sacar a nadie de su cuarto, mis hijos no me lo perdonarían, o solo que no te moleste dormir en el patio.
-Dormir en el patio está bien.
-El hijo de Don Roque llamó a su hijo Luis de doce años.
-Dime papá.
Mira hijo, tu abuelo se quedará a vivir con nosotros. Tráele una cobija para que se tape en la noche.
-Sí con gusto. ¿Y donde va a dormir?
-En el patio, no quiere que nos incomodemos por su culpa.
Luis subió por la cobija, tomó unas tijeras y la cortó en dos. En ese momento llegó su padre.
-¿Qué haces Luis? ¿Por qué cortas la manta de tu abuelo?
-Sabes papá, estaba pensando...
-¿Pensando en que?
-En guardar la mitad de la cobija para cuando tú seas viejo y vayas a vivir a mi casa.

Anónimo

Carta de un Padre....


Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor. Te regañe porque te estabas tardando demasiado en desayunar, te grite porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta.
Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levante por el cabello y te empuje violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato. Camino a la escuela no hablaste.
Sentado en el asiento del auto llevabas la mirada perdida. Te despediste de mi tímidamente y yo solo te advertí que no te portaras mal.
Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín.
Llevabas puestos tus pantalones nuevos y estabas sucio y mojado. Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos, que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte.
Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mí te indiqué que caminaras erguido.
Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa. A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y subí a mi cuarto.
Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude.
¿Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido?
Luego escuché unos golpecitos en la puerta. "Adelante" dije adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación.
Te miré con seriedad y pregunté: Te vas a dormir?, ?vienes a despedirte? No contestaste. Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente.
Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito. Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla. Sentí que mi alma se quebrantaba."Hasta mañana papito" me dijiste.
Qué es lo que estaba haciendo? Por qué me desesperaba tan fácilmente? Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mi y ciertamente no eras igual.
Tú tenías unas cualidades de las que yo carecía: eras legítimo, puro, bueno y sobretodo, sabías demostrar amor. Por qué me costaba tanto trabajo?, Por qué tenia el hábito de estar siempre enojado? Qué es lo que me estaba aburriendo? Yo también fui niño. Cuándo fue que comencé a contaminarme?
Después de un rato entré a tu habitación y encendí una lámpara con cuidado. Dormías profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebe.
Me incliné para rozar con mis labios tu mejilla, respiré tu aroma limpio y dulce. No pude contener el sollozo y cerré los ojos. Una de mis lagrimas cayó en tu piel. No te inmutaste. Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio.Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación.
Si Dios me escucha y te permite vivir muchos anos, algún día sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo, ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo más que a mi vida.
Autor: Desconozco su autoria.